Pan dulce, el gusto culposo que es ícono de la gastronomía mexicana
¿Cuántos de nosotros no hemos sucumbido ante el delicioso aroma que sale de una panadería?, seguramente todos, y el pan dulce es el culpable de que rompamos la dieta, pero ah, ¡Qué rico es! y es una de las piezas emblemáticas de la gastronomía mexicana.
Detrás del pan dulce hay siglos de tradición, de acuerdo con los historiadores, en la época prehispánica, se preparaba cocolli, una especie de pan elaborado de forma artesanal con masa de maíz que se utilizaba en ceremonias religiosas. Durante el Virreinato se incorporó a la cultura gastronómica el trigo, la levadura y el arte del horneado. Posteriormente, con la Intervención Francesa, la panadería se transformó significativamente al incorporar nuevos sabores y técnicas de repostería.
Fue con este proceso y adición de ingredientes que surgió el pan dulce como lo disfrutamos actualmente. La originalidad y diversidad ha valido para que este complemento de la gastronomía mexicana sea reconocido y admirado en el mundo.
Se estima que existen más de 300 variedades, entre las cuales destacan: el pan de muerto, polvorones, orejas, conchas, banderillas, cuernos, entre otros. Expertos en historia gastronómica afirman que la amplia variedad y colorido del pan dulce es resultado de cientos de años de experimentación que implicó la fusión entre la tradición mexicana y la influencia extranjera.
La gran variedad de sabores, colores e incluso nombres de las piezas de pan, son un reflejo de la creatividad e ingenio que caracteriza a la cultura mexicana.
Y bueno, ya que estamos hablando de gustos culposos, qué tal acompañar un pan dulce con una taza de delicioso y espumoso chocolate caliente, ¿verdad que se antoja?